Frases positivas

domingo, 3 de febrero de 2013

Lirio o Flor de Lys





Lirio o Flor de Lys

El lirio tiene que ver con la pureza y con el valor de trascender uno mismo. Por eso en los escudos, blasones y estandartes, se veí­a mucho la flor de lys, que es la representación artí­stica del lirio.
La Flor de Lys (Sprekelia formosissima) es seguramente una de las flores más misteriosas y desconocidas tanto en su identificación botánica como en el antiquí­simo origen de su simbologí­a.

Su utilización, en la cultura occidental, como signo y sí­mbolo de "realeza" se remonta al noble Merovingio Clodoveo, rey de los Francos.
Lo sorprendente de esta utilización, es que la Flor de Lys no existí­a botánicamente en Europa, pues es de origen americano, razón por la cual se la ha pretendido identificar repetidas veces con diversos lirios europeos. Por lo tanto, se puede afirmar que en occidente, se conoció, misteriosamente, antes antes el sí­mbolo que la flor.

La Flor de Lys fué sagrada, como uno de los dintintivos de Quetzalcoalt, para los Olmecas, Toltecas y Mayas bajo el nombre de Omexóchitl que significa Flor del Atardecer o Estrella Vespertina.
La disposición de sus pétalos, 3 en la parte superior y otros 3 en la parte inferior, conforman dos tetraedros enlazándose y simbolizando la correspondencia trinitaria entre cielo y tierra.

Históricamente y en diversas culturas, ha simbolozado siempre cualidades nobles o divinas como: el honor, la realeza, la pureza, la generosidad, la perfección, la luz de la vida y la Santisima Trinidad.

En el ámbito terapéutico convencional, esta esencia tiene una acción fundamentalmente armonizadora de todos los niveles energéticos y por esto puede asociarse en la mayorí­a de los desequilibrios.
 
 
 
 
 
 

La Flor de Azahar




La Flor de Azahar

Azahar: Símbolo de pureza y antigüedad.

Cuenta la leyenda que el sultán de la medina de Granada, Alkabul el Privilegiado, posó sus ojos en la incipiente gracia de la hija de una pareja de sus esclavos, Al-Azhar. El sultán, prendado de los luminosos encantos de la doncella, mató a sus padres y la llevó a vivir con él; con el propósito de desposarla el mismo día que la joven cumpliría trece años.

Semanas antes de celebrarse el casamiento, Xurán, un joven calígrafo y arquitecto de la Granada nazarí, recibió de Alkabul el encargo de decorar la cámara nupcial. Apenas traspasó el dintel de la puerta y se encontró con la princesa, descubrió en sus grandes ojos negros el misterio del amor y del deseo. Una tarde poco después, cuando los señores y los esclavos dormitaban al placido descanso de la tarde, se encontraron a solas y Xurán le declaró su amor.

Xurán también le contó a Al-Azhar que una vez hubiera acabado el encargo del sultán sus ojos serían cegados para que no volviera a crear una obra similar. Esa misma noche se volvieron a encontrar y los amantes abrasaron sus deseos entre las palmeras de la medina. Justo eran los días en los que los naranjos amargos estaban en flor. Entre jadeo y jadeo, la Alhambra se iba llenando del perfume de la flor del naranjo. Sería su última noche. Al amanecer se despidieron entre lágrimas.

Ciego de ira y loco de dolor cómo sólo un déspota es capaz de estarlo, el sultán Alkabul mató a la bella Al-Azhar y después de quemar su fino cuerpo dispersó sus cenizas entre los rosales del palacio. A pesar del olor de las cenizas y de la fragancia de los rosales no consiguió aplacar el aroma que los amantes habían dejado la noche anterior ni el rastro que en el aire permanecía de la fragancia amorosa creada con la mezcla de sus cuerpos.

Arkabul, guiado por el perfume que Al-Azhar había impregnado en Xurán, le persiguió y persiguió hasta acorralarlo en el promontorio del Veleta, donde se quitó la vida. Desde entonces, acaba la leyenda, cuando la brisa sopla sobre los jardines de la Alhambra, un aroma penetrante e inolvidable a se extiende por Granada.

En aquella época, el naranjo borde, de frutos amargos y piel rugosa tenía mala fama. Un árbol funesto que expandía su pésima aureola desde Zaragoza hasta Sevilla, desde Toledo a Granada. Sin embargo, desde entonces, el delicado aroma de las flores de azahar ha perfumado las palabras de muchos escritores.


 
 
 
 

La Gardenia



Gardenia


La gardenia tahitiana o tiaré es el emblema nacional de la Polinesia Francesa y aparece en escena perfumando el aire cuando las azafatas de las líneas aéreas tahitianas obsequian al pasaje con una de sus flores, cuyo aroma prevalecerá durante toda la aventura por este archipiélago.

La leyenda sobre este preciado pimpollo narra las desventuras de una niña que, desengañada y muy apenada por el trato poco considerado de sus padres, se adentró en la jungla, donde encontró la muerte. Su rostro, desde entonces y siempre según el mito, se aparece a los lugareños en los pétalos del tiaré como un mudo reproche y un recuerdo: ser amable con todo el mundo. De este modo la flor ha pasado a estar presente en los acontecimientos de la vida isleña, adornando los cuellos o cabellos de los nativos, decorando las estancias... O en forma de monoi, una mezcla de aceite de coco con esencia de esta suntuosa gardenia que hidrata la piel, abrillanta el cabello y ayuda a curar las migrañas, los eczemas y a cicatrizar heridas.

La gardenia significa, eres bella, amor secreto.




 
 

Las Violetas

 
 
 
Las Violetas

Pequeñas, suaves, sencillas y dulces, así son las tiernas violetas. Tener el placer de contemplar un campo plagado de las mismas es una imagen maravillosamente idílica.

Significan la belleza interior y lealtad.

Cuenta una leyenda que Adán, cuando se dio cuenta del pecado que había cometido al dejarse seducir por Eva, lloró desconsoladamente, y el ángel, que tenía que acompañar sus errantes pasos fuera del Jardín del Edén, viendo su sufrimiento, transformó sus amargas lágrimas en preciosas violetas.

En la mitología griega se cuenta la historia de la ninfa Io a la que Zeus convirtió en vaca una vez que la sedujo. Esta no podía alimentarse con simples hierbas por lo que el padre de los dioses llenó los campos con violetas para que comiera su amada.

Una tradición medieval alemana recibía a la primavera con una danza de bienvenida en la que se ataba a un mástil la primera violeta encontrada.

Los magos y hechiceros utilizaban la violeta para
ahuyentar a los malos espíritus y contra "el mal de ojo".



 



La Azucena

 
 
Azucena
Esta hermosa flor representa el candor, la majestuosidad y la pureza debido a su color blanco. Por eso es muy habitual encontrarla en los ramos de las novias. La fascinación de los hombres por la azucena se remonta a muchos siglos atrás: ya en el templo de Salomón podemos encontrar algunas de estas flores representadas en esculturas. Siglos después, en las pinturas medievales y renacentistas de carácter religioso, aparecen flores de azucena debido a su asociación con lo impoluto y puro.







El Pensamiento



El pensamiento

En el Lenguaje de las Flores el pensamiento simboliza:

Pensamientos, recuerdos: por su semejanza a un rostro humano.

Pensamientos puros: porque botánicamente no produce semillas y se autofertiliza.

Invasión del amor: cuando no se puede hacer otra cosa que pensar en el ser amado.


En los siglos pasados, a las pequeñas plantas de pensamientos silvestres se las asociaba con doncellas y hombres jóvenes enamorados, descuidados en sus trabajos rutinarios y constantemente hundidos en el letargo de las ilusiones del amor.








Violín Triste